Mantangamos el trato comercial; Los Estados Unidos necesitan a México para prosperar


luis-rubio-hs-34

Opinión de Luis Rubio Freidberg 
Presidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).

La relación Estados Unidos-México es más compleja que la Nafta. Durante medio siglo, comenzando con el final de la Revolución Mexicana en la década de 1930, los gobiernos autoritarios de México vieron y usaron a Estados Unidos como enemigo de México para reforzar la legitimidad internamente. En la década de 1980, después de una serie de crisis financieras, México llegó a un acuerdo con su vecino del norte y las dos naciones – encabezadas por los presidentes George H.W. Bush y Carlos Salinas – llegaron a un entendimiento. Acordaron un marco basado en la cooperación y un compromiso para abordar problemas comunes; Desde entonces, las dos naciones han integrado sus estructuras de seguridad y sus economías.

México ha recorrido un largo camino en la reforma de su economía y Nafta es una parte crítica de ese proceso. Hay muchos asuntos que México necesita abordar para convertirse en una democracia plena, y es aquí donde Nafta es más importante. Un México estable y próspero es crítico para los intereses y la seguridad de México y Estados Unidos. Nafta es mucho más que un acuerdo comercial – es el motor de crecimiento de México. Es necesario actualizar y actualizar, y eso es exactamente lo que sucedió durante las negociaciones que tuvieron lugar en el contexto de la Asociación Transpacífica. Pero también es crucial para la estabilidad regional, que es en los intereses de los Estados Unidos.

Nafta no confiere a México ventajas o privilegios. Es un acuerdo simétrico en el que Canadá, México y los Estados Unidos son socios iguales. Sin embargo, hay una gran asimetría en la importancia del acuerdo comercial para cada nación: A pesar de que ciertos sectores industriales se benefician enormemente gracias a sus intereses empresariales mexicanos, el impacto de Nafta en los Estados Unidos es relativamente menor. Lo contrario no es cierto: el impacto de las decisiones económicas y políticas de Estados Unidos en México puede ser extraordinario, como lo demuestra la devaluación del peso en los últimos meses.

México ha sido un socio voluntario y cooperativo de los Estados Unidos desde hace tres décadas, en beneficio de ambas naciones. Mantengámoslo de esa manera.